Es profesor y
Master en
Estudios
Literarios.
Tienes textos
publicados en el
blog:
mocidadesespiritas.blogspot.com.br
|
Esta es la
entrevista que
nos concedió:
En su visión,
¿cómo está el
movimiento de
juventudes
espíritas en la
actualidad?
El movimiento de
juventudes
espíritas, a
nivel de Brasil,
es complejo y
extremadamente
multifacético,
de modo que no
es seguro hablar
de todo el
territorio
nacional. De los
pocos viajes que
hice y de las
informaciones
que recojo de
amigos
conferencistas y
trabajadores, me
parece que el
movimiento de
juventudes, aun
en expansión,
continua
representando
una pequeña
parcela ante el
número de casas
espíritas. En
algunas ciudades
con seis o siete
casas espíritas,
no hay jóvenes;
en otra, con
quince centros,
sólo uno o dos
grupos de
jóvenes están
establecidos.
Por lo poco que
conozco, Rio de
Janeiro y Juiz
de Fora ocupan
una posición
prometedora en
ese sentido,
puesto que más
de la mitad de
casas en esas
ciudades tiene
un núcleo de
estudio del
Espiritismo
dirigido a la
juventud.
La inserción del
joven en las
actividades de
los centros
espíritas ¿está
siguiendo un
criterio
adecuado?
Pienso que esa
inserción varía
de casa en casa,
en la manera que
es hecha y en la
proporción. Me
parece que, con
frecuencia, las
casas concentran
sus posturas en
el extremo de la
burocratización
del movimiento,
que exige
necesariamente
muchos años de
grupos de
estudio básico o
algo por el
estilo, para, al
fin, permitir al
joven que
trabaje; o el
extremo de la
liberalidad
exagerada, que
incluye en el
trabajo a chicos
y chicas en el
primer mes de
presencia en la
casa. Aunque yo
me inclino más
por la postura
de captar
trabajadores
siempre que sea
posible, es
importante
recordar que, al
delegar una
responsabilidad
a cualquier
trabajador, sea
joven o no, el
no cumplir la
función
acarreará
perjuicio al
servicio. Por lo
tanto, la
postura más
coherente me
parece que es la
de incluir al
joven
paulatinamente
en el servicio,
de modo que él,
así como
cualquier otro
trabajador,
conquiste las
posibilidades de
servir a Cristo
por la moneda de
la
perseverancia,
sin la necesidad
de formalidades
que más
perjudican que
auxilian al
movimiento.
¿Cuál es la
mejor didáctica
para ofrecer al
joven que llega
a la institución
espírita?
La forma de
trabajar los
contenidos
espíritas con
los jóvenes
puede variar
mucho, llegando
al éxito de
formas
distintas. Sin
embargo, me
parece que hay
una constante a
ser observada en
el trabajo con
la juventud: la
valorización de
la participación
del joven en la
construcción del
conocimiento.
Recordemos que
Leopoldo
Machado, en las
décadas de 1930
y 40, era un
entusiasta del
movimiento de
juventudes, que
decía ser capaz
de “airear” los
centros, a veces
muy vetustos y
sesudos.
Transformar las
reuniones de
juventudes en
pequeñas
conferencias,
con la
diferencia sólo
de ser
realizadas para
jóvenes, es ir
al encuentro de
las propuestas
iniciales de la
formación de
tales grupos. Es
esencial que el
joven sea
cuestionado,
cuestione al
moderador y se
cuestione a sí
mismo en el
proceso de
adquisición del
conocimiento
doctrinario.
Fundamentado en
las obras
básicas y las
complementarias,
el Espiritismo
debe ser visto
en su relación
con la realidad
del individuo,
con sus
dificultades y
vivencias, y no
como una
doctrina
ideática,
desconectada de
las
preocupaciones
de la juventud.
En su opinión,
¿cómo deben
prepararse los
coordinadores de
las juventudes
para esta gran
tarea?
Raul Teixeira,
con el buen
sentido que le
caracteriza,
anota sobre la
negligencia que
muchas casas
tienen con la
juventud,
dejándola
relegada a los
trabajadores
menos
preparados. Para
el
conferencista,
el coordinador
de juventud debe
ser el que esté
mejor preparado
en la casa,
teniendo en
cuenta que está
lidiando con las
mentes y los
corazones que
serán la base
del movimiento
en el futuro. En
ese sentido, es
esencial que el
coordinador
busque el
conocimiento
doctrinario
sólido,
fundamentado
principalmente
en la
Codificación,
para que esté
seguro a la hora
de conducir las
discusiones y no
permitir que
caigan en el
engaño del
relativismo
absoluto, en la
imprecisión de
conceptos y en
la confusión de
ideas. Además,
es necesario que
el coordinador
tenga
sensibilidad
para los temas
de la actualidad
del joven, de
modo que sea
posible tender
puentes entre el
conocimiento
doctrinario y la
vida.
Finalmente, es
importante que
el coordinador
esté atento a
los principios
fundamentales de
la didáctica y
de los métodos
de enseñanza,
que pueden
potencializar su
trabajo en el
sentido de
encontrar las
mejores maneras
para compartir y
construir el
conocimiento con
los jóvenes. Ese
último punto
siempre fue muy
poco enfatizado
y pienso que una
reflexión seria
en ese sentido
es capaz de
modificar
positivamente la
estructura de
las Juventudes
Espíritas.
Recordando
nuevamente a
Raúl Teixeira,
es esencial,
inclusive, que
el coordinador
sea capaz de
volverse
amigo del
joven espírita,
de manera que
pueda construir
una juventud que
sea de todos.
¿Cuál es el
momento en que
se le debe
ofrecer a ellos
otras
actividades que
no sean las de
asistencia
social?
El joven, así
como cualquier
otro trabajador,
necesita tiempo
para habituarse
a la doctrina, a
la casa y al
contexto al que
se inserte, de
modo que asumir
responsabilidades
serias con poco
conocimiento y
sin compromiso
puede causar
problemas en el
trabajo. Para
todo trabajador,
pienso en la
necesidad de un
acompañamiento
casi personal
por parte de los
dirigentes, de
modo que éstos
puedan saber con
seguridad el
momento exacto
para la
inserción en la
tarea. Tal
acompañamiento
evita
burocratizaciones
excesivas y, al
mismo tiempo,
ofrece cierto
control y
observación.
Evidentemente,
centros grandes,
con muchos
trabajadores,
enfrentan
problemas
mayores para
acompañar a los
nuevos miembros
de la casa. En
ese caso, tal
vez el tiempo de
frecuencia o la
participación en
actividades
como grupos de
estudio puedan
servir como
parámetro para
la inserción en
la tarea. Mi
respuesta no
puede, de
ninguna manera,
totalizar; es
una pregunta que
implica la
reflexión y la
necesidad de
adecuación a la
realidad de las
diversas casas,
de manera que me
limito a algunas
indicaciones que
pienso que son
relevantes.
Las reuniones
mediúmnicas
¿deben ser
abiertas también
a los jóvenes?
¿Cuál es su
experiencia en
este sentido?
Así como los
otros trabajos,
comprendidos en
la pregunta
anterior, cada
caso deberá ser
analizado como
caso específico,
y necesitará el
acompañamiento
de los
aspirantes al
trabajo
mediúmnico. Por
encima de todo,
no se debe pecar
en los extremos
del exceso de
cobros ni en
liberalidad
pródiga, ambas
perjudiciales en
la formación de
los grupos y
hasta en el
ambiente de la
casa espírita.
Juiz de Fora
tiende a ser una
ciudad
conservadora en
términos de la
juventud de las
reuniones
mediúmnicas; los
ejemplos que
puede acompañar
son, de forma
general, de
jóvenes
comprometidos
con el estudio y
con otros
trabajos dentro
de la casa -
elementos a mi
ver,
absolutamente
esenciales. Si
alguna vez un
joven médium se
deja llevar por
el orgullo y por
la vanidad que
esta supuesta
condición le
ofrece, no creo
que sean esas
situaciones más
frecuentes entre
los jóvenes que
entre los
adultos.
¿Cómo lidiar con
un joven que
llega la
institución con
una mediumnidad
ostensiva? ¿Sólo
un tratamiento o
la tarea
mediúmnica en
sí?
El joven que
acaba de llegar
a la casa, sin
conocimiento del
Espiritismo, el
insertarlo en
las filas de la
tarea
mediumnidad
puede entenderse
como falta de
caridad. Es
necesario que,
antes del
trabajo en sí,
el joven estudie
mínimamente las
directrices
seguras por las
cuales se debe
pautar, a saber,
las contenidas
en la
Codificación. El
tratamiento para
la mediumnidad
no es únicamente
la práctica; el
trabajo en el
bien, los pases
fluídicos, la
reforma íntima
sincera son los
pasos iniciales
que se deben dar
antes del
ingreso en las
lides de la
mediumnidad.
Dado esto, que
el joven ingrese
los equipos del
trabajo junto
con sus hermanos
más
experimentados.
¿Qué es la
Caravana de
Juventudes que
ocurre en Juiz
de Fora?
La Caravana de
Juventudes de
Juiz de Fora,
ahora bajo la
coordinación de
Tiago Nunes,
João Carlos y un
dedicado equipo,
es una
iniciativa que
partió de los
jóvenes con el
objetivo de
aproximarse unos
a otros mediante
la visita a
diversos grupos
espiritas. A lo
largo del año,
todos los meses
una juventud es
visitada, siendo
ese trabajo
ampliamente
divulgado entre
los jóvenes del
movimiento. El
objetivo es
favorecer la
integración y el
movimiento de
unificación
entre los
jóvenes,
habiendo el
trabajo
alcanzado
excelentes
frutos hasta el
momento
presente.
¿Y la COMEJUS?
La COMEJUS, bajo
los moldes de la
COMEERJ (Rio de
Janeiro) y de la
COJEL
(Leopoldina), de
quien es “hija”,
es la
“Confraternización
de Juventudes
Espíritas de
Juiz de Fora y
Región”. Es un
encuentro que
ocurre todos los
años durante el
carnaval, a lo
largo de los
cuatro días, que
recibe una
alternativa
saludable y
maravillosa a
los jóvenes en
ese período.
Durante el
encuentro se
estudian temas
preseleccionados
por los propios
jóvenes a través
de grupos de
estudio,
talleres,
conferencias y
actividades
lúdicas. El
potencial de
unificación de
ese trabajo es
intenso y
creciente, y el
ambiente
espiritual
vivido en esos
cuatro días es
simplemente
increíble. Este
año contamos con
aproximadamente
cuarenta
trabajadores,
totalizando, con
la hermandad,
aproximadamente
160 integrantes
en el encuentro.
Para el año que
viene, se espera
un encuentro aún
más especial: la
COMEJUS cumplirá
25 años de
trabajo.
¿Cómo puede el
joven ayudar en
el gran proyecto
de unificación
de las Casas
Espíritas?
Es importante
que el grupo
joven no sea un
apéndice, un
grupo aparte en
el seno de la
institución
espírita; al
estar
involucrado con
los demás
departamentos y
trabajadores, la
juventud será
capaz, “dentro
de la casa”, de
iniciar ese
movimiento de
unificación.
Posteriormente,
la maleabilidad
que el joven
posee es muy
positiva: además
de encuentros de
estudio para la
juventud y
eventos
musicales – en
total, contamos
con siete
eventos anuales
en Juiz de
Fora-, la
herramienta de
internet es
excelente para
mantener
contacto con los
jóvenes de
diferentes
centros. Soy
parte de un
grupo de
juventud
espírita de la
ciudad que
cuenta con más
de 500 jóvenes,
y por ese medio
divulgamos
eventos,
intercambiamos
textos,
canciones e
ideas. Es un
espacio
privilegiado
para favorecer
la unificación,
que se concreta
en situaciones
como la caravana
y los
encuentros.
En su opinión
¿es posible que
el joven
espirita
participa de
fiestas en otros
locales que no
sean el centro
espirita sin
perturbarse con
ello?
Para el joven
espírita, las
diversiones
exteriores al
centro no son,
de ninguna
manera,
prohibidas o
consideradas
perniciosas.
Recordemos las
palabras de los
Espíritus en “El
Hombre de Mundo”
(ESE, cap. XXVII
-10): “Vivid con
los hombres de
vuestra época,
como deben vivir
los hombres”.
Sin embargo,
cabe decir que
participar de la
vida exterior al
centro no quita
las
responsabilidades
que el joven
adquiere ante la
propia
consciencia y la
misericordia
divina al
conocer las
verdades del
plano
espiritual:
actuar de forma
irresponsable,
en cualquier
circunstancia,
llevará a las
consecuencias
propias de los
actos
deliberadamente
cometidos. El
joven, como
también el
adulto, va a la
casa espírita a
buscar calma
para los
dolores,
conocimiento
para entender al
mundo y fuerzas
renovadas para
vivir la
realidad. Si, en
el retorno a esa
misma realidad,
el joven se
olvida de que
fue sumergido en
un ambiente
propicio para su
aprendizaje, de
nada habrá
valido. Sin
embargo, el
joven de
propósitos
seguros y
certeza ante el
camino evolutivo
puede participar
en fiestas y
diversiones, sin
permitirse
entregarse a
placeres menos
felices y que
traerían
consecuencias
funestas.
Siguiendo la
misma lectura,
los Espíritus
continúan: “Sed
joviales, sed
felices, pero
sea vuestra
jovialidad la
que proviene de
una consciencia
limpia, sea
vuestra dicha la
de un heredero
del Cielo que
cuenta los días
que faltan para
entrar en
posesión de su
herencia”. Es
posible ser
alegre sin ser
grave y lúgubre.
Sin embargo,
aquellos que se
juzgan débiles
ante ciertas
tentaciones y
cuyos valores
aún requieren
ser afianzados,
tal vez la mejor
profilaxis sea
la abstención.
¿Hay un cambio
de actitud en el
joven espírita
cuando entra a
la Facultad, o
sigue en el
Espiritismo y se
gradúa de manera
igual y
tranquila?
Muchos dejan de
asistir a los
grupos bajo la
justificación de
falta de tiempo;
otros, sin tener
un conocimiento
profundo de la
doctrina de los
espíritus y sin
que conozca la
organización
filosófica y
didáctica de
Kardec, se
deslumbran con
sistemas
filosóficos más
o menos
coherentes y
dejan el centro
espírita por una
nueva directriz
en sus vidas;
otros, sin
embargo,
permanecen en la
casa, incólumes
a las
influencias
perniciosas. En
diversos centros
de la ciudad se
constató una
tendencia de
éxodo de los
jóvenes en edad
universitaria, y
el regreso de
esos jóvenes
luego de la
estabilización
de su vida
profesional y
financiera –
ocurriendo
frecuentemente
en la capa de
los 30 años de
edad.
En su opinión,
¿qué debe
cambiar en las
casas espíritas
en relación al
joven?
Raúl Teixeira
sigue
denunciando el
abandono que
muchas casas
tienen con los
jóvenes,
relegándolos a
un segundo plano
y dedicándoles
el espacio sólo
para el trabajo
de cargar peso y
distribuir
panfletos. Las
casas que
mantienen esa
postura, que
como como
observamos,
vienen
disminuyendo, es
necesario que
revisen lo que
se está
edificando en
los cimientos
del trabajo de
mañana,
valorando al
joven no como el
futuro del
movimiento, sino
como el
presente. Es
necesario
percibir que
entre la
evangelización -
que felizmente
recibe una
generosa
atención - y los
trabajos y
grupos más
elaborados de la
casa, existe el
grupo de
jóvenes, cuya
dirección y
servicio
requieren de
cuidado. Pero
tal empresa
exige una
contrapartida;
no son poco
comunes,
también,
juventudes que
se cierran en sí
mismas, alejadas
de las
directrices y
preocupaciones
del centro, y
funcionan como
pequeñas
instituciones
insertas en las
casas, pero sin
pertenecerles de
hecho. Es
necesario que,
cada vez más, la
juventud y los
otros
departamentos de
la casa se unan,
para que, más
allá de las
divisiones de la
edad y la
organización,
sean todos un
grupo Espírita.
¿Cómo las artes
en general los
ayudan en sus
adaptaciones a
la nueva
encarnación y
ahora en una
entidad
espírita?
Toda arte tiene
un cuerpo en su
percepción. La
poesía y la
prosa poseen,
por su lectura,
la estética de
los ojos que la
componen, a
través de las
palabras,
lúcidos y bellos
pensamientos; la
música, a través
del
embelesamiento
de los oídos,
toca el alma
llevando las más
profundos
mensajes; el
teatro, a través
de la profusión
de conformidades
que despierta,
se consigue dar
al joven
retratos vivos
de sentimientos
profundos o de
elementos
doctrinarios.
Muchas son las
artes que pueden
ser usadas en
las entidades
espíritas, pero
todas ellas
tienen una
función
primordial, no
el simple
didactismo, de
tono profesoral,
sino la
posibilidad de
abrir al joven,
de predisponerlo
a la vivencia y
el estudio del
Evangelio, para
despertarle el
deseo de mejora
íntima y para
fortalecer su
amor hacia sus
hermanos
encarnados y
desencarnados.
Más que un
objetivo
puramente
concreto, el
arte es capaz de
sublimar las
subjetividades y
ofrecer nuevas
formas de pensar
y de sentir.
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