reside, es
espírita desde
el 2010 y
estudiosa e
investigadora
de la obra
psicográfica de
Humberto
Campos/Hermano
X, cuyos 80 años
de
desencarnación
son recordados
ahora en
diciembre del
2014. Por la
extensión y el
valor de la
entrevista, la
publicamos en
dos partes. La
parte final será
publicada la
próxima semana. |
Ubique, para el
lector, a
Humberto de
Campos.
El 25 de octubre
de 1886 nació en
Miritiba (MA)
Humberto de
Campos Vera,
conocido como
Humberto de
Campos, incluso
por la
psicografía de
Chico Xavier, en
la cual también
utilizó el
seudónimo de
Hermano X. De
familia humilde,
recibió poca
instrucción
formal, y a los
seis años ya era
huérfano de
padre; a
temprana edad se
empleó en
trabajos rudos
del ambiente del
interior del
país.
Autodidacta,
observador,
encontramos un
Espíritu
resistente y
perseverante. Un
poco más grande,
trabajando como
tipógrafo,
corría después
del trabajo a la
biblioteca
pública de la
ciudad donde se
enriquecía por
medio de los
libros. De una
vida oscura y
sufrida, pasó
por innumerables
puestos de
trabajo
subalterno hasta
obtener
reconocimiento
como literato en
la Academia
Brasileña de
Letras. Joven,
trabajando como
revisor de un
diario en
decadencia,
surgió la
oportunidad de
iniciarse en la
carrera
periodística. El
embrión que
yacía adormecido
y cultivado con
la lectura, pudo
entonces
germinar.
Desencarnó por
una enfermedad
el 5 de
diciembre de
1934; en los
últimos años,
mientras estuvo
enfermo,
presionado por
dificultad
financieras,
trabajó
incansablemente
hasta vísperas
de su desenlace,
a pesar de los
dolores y del
mal que sufría,
tratando de
proveer el pan
en su hogar.
Como nos dijera
Almerindo sobre
Humberto de
Campos, “en los
subterráneos del
Ser, existe la
riqueza
espiritual de un
alma, que
permanece inerte
y fría, antes de
ser traída a la
plenitud de su
expansión, en el
engranaje de la
vida,
volviéndose
capaz de
derramar
claridades y
energías en el
ambiente social,
de la que es una
partícula
integrante”, así
es Humberto de
Campos en la
psicografía de
Francisco
Cándido Xavier:
un faro que nos
guía para que
sigamos la luz
de arriba.
¿Cuántos libros
produjo cuando
estuvo encarnado
y después a
través de la
psicografía del
médium Chico
Xavier?
Humberto de
Campos cuando
estuvo encarnado
disfrutó de gran
popularidad y
llegó a publicar
numerosos libros
de Poesía,
Literatura
Infantil,
Crítica
Literaria,
Memoriales,
organizó
Antologías. Su
obra es más
vasta en
Cuentos del
Consejero XX
y en
Crónicas.
Más de 40 obras
llevan su
autoría.
Observamos que
su obra, cuando
encarnado,
obedece a dos
fases distintas
marcadas por la
enfermedad del
escritor. En sus
últimos cinco
años de vida,
descubrió que
padecía de
hipertrofia de
la hipófisis, lo
que le producía
grandes dolores.
La ceguera
amenazaba su
visión, grandes
dificultades
financiera
tocaban sus
puertas. En ese
período comenzó
una nueva fase
de escritura, en
la que expone al
público sus
propios dolores,
volviéndose
personaje de sus
escritos,
aumentando su
popularidad
porque se
aproximaba más a
los lectores. El
crítico Herman
Lima señala:
“Humberto de
Campos llena sus
escritos de tan
alto espíritu de
humanidad, que
alcanza, a
veces, la pureza
de las grandes
voces
cristianas.
Cuanto más
sufre, más se
depura su
palabra. Y más
resplandece”.
Ciertamente,
este pedido era
preparatorio
para el trabajo
que realizaría
junto a Emmanuel
y Chico Javier
más adelante,
como el propio
Humberto de
Campos intuía:
“Amenazado por
la ceguera, ya
con uno de los
ojos perdido, y
así, de pronto
inútil,
precisamente
cuando sentía el
Espíritu mejor
preparado para
la realización
de una obra
literaria que me
sobreviviese,
soy como un
obrero que pasó
años enteros
cargando
material para la
construcción de
un refugio para
los días de su
vejez, a quien
le cortan los
brazos en el
momento que va a
colocar el
primer ladrillo.
La fatalidad me
tapa los ojos
precisamente en
el instante en
que iba a beber
con ellos,
conmovido, el
vino de oro del
sol…” Y así, muy
conmovido en las
fibras de su
ser, desencarnó
Humberto de
Campos el 5 de
diciembre de
1934. Ya en
marzo de 1935
Chico Xavier en
carta dirigida a
Manuel Quintão,
responsables por
su producción
mediúmnica en la
FEB, relata un
sueño que había
tenido en
febrero de ese
mismo año, en el
que fue
presentado a
Humberto de
Campos en el
plano
espiritual, y
después tenemos
el escrito
“Desde un
caserón del otro
mundo” fechada
el 27 marzo
1935, poco más
de tres meses
después de la
desencarnación
del escritor.
Los textos en un
inicio fueron
divulgados en la
Revista
Reformador a
partir de abril
de 1935, y
dieron origen a
los libros
Crónicas del más
Allá, obra
editada en 1937
seguida por
Brasil, corazón
del mundo,
Patria del
Evangelio,
Nuevos mensajes,
Buena nueva
y
Reportajes del
Más Allá,
todos atribuidos
a Humberto de
campos. A partir
del caso
Humberto de
Campos, acción
promovida por
sus familiares
sobre el tema de
los derechos
autorales, las
obras pasaron a
ser firmadas con
el seudónimo
Hermano X. Éstas
son Lázaro
Redivivo, Luz
Encima, Puntos y
Cuentos, Cuentos
y Apólogos,
Cuentos de ésta
y la otra Vida,
Cartas y
Crónicas, y
Estante de la
Vida.
También
encontramos
páginas suyas en
obras de
Espíritus
diversos, y
después de un
período regresó
con
Relatos de la
Vida, de
1988, e
Historias y
Anotaciones de
1989, todas
las obras
psicografiadas
por Francisco
Cándido Xavier.
¿Qué es lo que
le llama más la
atención en las
obras dictadas
por ese
Espíritu? ¿Por
qué?
“Mi problema
actual no es
escribir para
agradar, sino
escribir con
provecho”,
escribió
Humberto de
Campos en el
prefacio del
libro Buena
Nueva.
Escritor notable
como cronista
cuando
encarnado,
encontramos en
sus biografías
relatos de que
recibía cartas
del público que
se sentía
consolado sus
escritos. Le
pedían consejos,
orientaciones
para los
sufrimientos de
la jornada, y
muchas de las
cartas que
recibía se
transformaban en
crónicas. La
crónica es un
género literario
que se ocupa de
los hechos del
día a día, que
refleja el
sentimiento del
pueblo, que
interpreta lo
cotidiano, con
miras a agradar
al público,
sujeto a un
determinado
espacio y
tiempo. Es un
relato breve e
histórico que se
disipa con el
paso del tiempo
de su
publicación. No
tiene la
perennidad
típica de los
demás géneros
literarios. En
la obra de
Humberto de
Campos
desencarnado ya
no le atribuimos
semejantes
características.
Ciertamente se
trata de
crónicas,
relatos, pero de
la vida eterna.
Continuando el
trabajo de Allan
Kardec, que en
la introducción
de El
Evangelio según
el Espiritismo,
esclarece que el
objetivo de su
obra, dirigida
específicamente
a las enseñanzas
morales de
Cristo, por
constituir la
parte
incontestable,
"bandera bajo la
cual todos
pueden
abrigarse",
nuestro autor
espiritual nos
trae páginas de
luz
imperecederas.
Sobrepasa al
cronista típico,
el del relato
común según una
visión personal
del día a día,
hacia una
experiencia
transcendente en
cuanto
desencarnado,
ofreciéndonos
reflexiones para
que edifiquemos
nuestro caminar
conforme la
propuesta de
Jesús – “Yo soy
el camino, la
verdad y la
vida, nadie
viene al Padre
sino por mí”. La
obra de Humberto
de Campos o
Hermano X en la
mediumnidad
sublime de Chico
Xavier
corresponde
ciertamente a
los objetivos de
la obra
espírita,
conforme lo ha
citado Kardec.
¿Cuáles obras
son las más
resaltantes
según su
parecer? ¿Por
qué?
En una
conferencia en
la Casa de
Oración de Chico
Xavier, Haroldo
Dutra Dias
comentando
especialmente
las obras de
Humberto de
Campos se
dirigió su
observación
hacia la obra
Buena Nueva
que, según sus
palabras, es
Jesús el que
está "de
regreso", en una
tarea del plano
espiritual para
rescatar el
Evangelio. Los
cuentos
recogidos en el
plano espiritual
se basan en
experiencias de
conversión
vividas por
personalidades
que conocemos,
en su encuentro
con Cristo. En
el trabajo
emprendido en su
apostolado,
María de
Magdala, Juana
de Cusa y
Zaqueo, para
citar algunos,
son en sus
cuentos
testimonios del
camino
espiritual a
seguir por toda
la Humanidad a
través del
ejemplo en la
humildad y en el
trabajo.
Comprendemos que
para nuestra
conversión, como
nos dice
Emmanuel en una
página del mismo
nombre, exige de
todos
sacrificios
personales,
luchas con
nosotros mismos,
para que sólo
así, podamos dar
testimonio
Cristo y a
nuestros
hermanos.
Entendemos que
la conversión
está más allá
del
"maravillarnos
ante las
revelaciones
espirituales”;
exige trabajo y
determinación.
La historia de
Juana de Cusa
ocupa el
capítulo 15 del
libro Buena
Nueva (como
el lector tiene
el hábito de
abrir el libro
en el medio,
cuando ojea una
obra por primera
vez, entonces
acostumbramos
encontrar allí
la parte más
importante). Es
una historia que
encierra una
gran enseñanza:
Juana de Cusa es
orientada por
Jesús a
comprender a su
marido preso a
ideas de poder
como un hermano
que necesita de
comprensión en
su jornada, y
ante la hoguera,
invitada a
abjurar de Jesús
para librarse a
sí misma y a su
hijo del
testimonio, ella
no sólo confirma
su fe en la vida
eterna, como en
el amor “al
prójimo como a
sí misma” al
tratar
compasivamente a
aquél que le
prendería fuego.
Luego, en el
capítulo 16,
tenemos la
historia de
Tomé, discípulo
comúnmente preso
a las
demostraciones
materiales, que
pide a Jesús le
envíe señales de
sus poderes
divinos para
convencer a
hombres
ilustres. Jesús
le responde
cariñosamente
que "no es
necesario que
vengan a mí,
pero sí a la
verdad que
traigo de
Nuestro Padre".
Y Jesús entonces
aguarda
pacientemente
esa conversión
de nuestro
corazón hacia
nuestro origen
divino. Como en
la página de
Emmanuel
"Cayendo en sí”,
aún estamos
amarrados a
interpretaciones
puramente
verbalistas de
la fe y la obra
Buena Nueva
es el
trabajo de un
gran Espíritu
conocido como
Humberto de
Campos o Hermano
X, que cayendo
en sí, trabaja
sin cesar e
intensamente a
fin de moldear
sus sentimientos
a ejemplo del
Cristo
trayéndonos
páginas
luminosas.
Resalte uno de
los cuentos que
más le ha
llamado la
atención.
Son encantadores
los cuentos de
Humberto de
Campos en los
que acompañamos
la trayectoria
de Simón Pedro,
iniciada en la
obra Buena
Nueva en el
cuento "La
Negación de
Pedro". Jesús,
al prepararse
para lavar los
pies de sus
discípulos, ve
que Pedro,
orgulloso, no
está de acuerdo
con la sumisión
del Maestro y la
lección que
buscaba dar.
Amorosamente,
Jesús esclarece
a Pedro que
incluso para el
discípulo es
necesario el
auxilio del
Maestro y que
nunca debe
querer ser mejor
que sus
hermanos. De
espíritu
inquieto e
inexperto, Pedro
no comprendía
las
exhortaciones de
Cristo. "Aún no
te encuentras
preparado para
seguirme. El
testimonio es de
sacrificio y de
extrema
abnegación y
solamente más
tarde poseerás
la fortaleza
indispensable",
le dijo el
Maestro que,
ante la
indignación de
Pedro al decirle
que el apóstol
lo negaría tres
veces, aseveró
con dulzura:
"No, Pedro (…)
no creo que eres
ingrato o
indiferente a
mis enseñanzas.
Pero vas a
aprender, aun
hoy, que el
hombre de mundo
es más frágil
que perverso".
En numerosos
cuentos
percibimos la
lucha de ese
Espíritu frágil
para emprender
ese camino de
sacrificio y
abnegación, como
en el bellísimo
cuento "En las
dudas de Pedro"
del libro Luz
Encima. Tocó
la puerta de la
Casa del Camino,
que Simón Pedro
dirigía, una
infeliz pecadora
que había sido
lapidada. Las
mujeres que
trabajaban allí
en auxilio se
replegaban ante
aquella
presencia
desventurada, y
el apóstol,
tocado en lo
íntimo por el
prejuicio,
sintiendo ganas
de pedirle que
se marche,
recurre a la
inspiración del
Maestro. Ante
las resoluciones
propuestas por
Simón de
juzgarla, de
mostrarle la
extensión de sus
errores y sus
padecimientos,
el Maestro
esclarece:
"Pedro, para
herir y
maldecir,
sentenciar y
condenar, la
ciudad y el
campo están
llenos de malos
servidores.
Nuestro
ministerio va
más allá de la
propia justicia.
El Evangelio,
para que sea
realizado,
reclama la
colaboración de
quien ampara y
educa, edifica y
salva, consuela
y renuncia, ama
y perdona…”Pedro
entonces abre la
casa, acogedor,
aceptando como
hermana a la
mujer que sufre.
Las dudas de
Pedro son
nuestras propias
dudas en nuestra
jornada ante las
resoluciones que
debemos tomar
para construir
nuestra
fortaleza
espiritual. En
el libro
Antología
Mediúmnica de
Navidad
encontramos el
cuento "El
Nacimiento del
Apóstol” donde
Simón Pedro, ya
con 80 años, es
conducido al
madero para
sufrir el
suplicio final
en la cruz.
También
acompañado por
la turba
inconsciente, un
verdugo agrava
sus
padecimientos
lanzándole
palabras y
piedras,
ocasionando la
desencarnación
de Pedro, quien
es entonces
recibido por
Jesús. Después,
escucha un
llamado de la
Tierra: es su
verdugo quien,
ante la
enfermedad de su
hijo, ruega a
Simón auxilio y
perdón, y el
apóstol, ahora
ya maduro por
las experiencias
y poseído por el
ideal de la
fraternidad, sin
dudas, corre
para atender a
sus hermanos en
humanidad.
(La parte final
de esta
entrevista será
publicada la
próxima semana.)
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