Sembrar siempre…
eso es
lo que
importa
Derivado del
vocablo latino
seminare,
sembrar
significa echar
o tirar semillas
para que
germinen y,
figurativamente,
tirar, propalar,
publicar.
Jesús se valió
de ese verbo
para contarnos
una interesante
parábola – la
conocida
Parábola del
Sembrador.
Un hombre salió
a sembrar, dijo
Jesús.
En el curso de
su tarea, parte
de las semillas
cayó a lo largo
del camino y
vinieron los
pájaros del
cielo y las
comieron.
Otra parte cayó
en lugares
pedregosos en
donde no había
mucha tierra,
pero las
semillas luego
brotaron. No
obstante, como
no tenían
raíces, porque
carecía de
profundidad la
tierra donde
habían caído, el
Sol las quemó y
ellas secaron.
Otro tanto cayó
en el espino, y
las espinas,
cuando
crecieron, las
ahogaron.
Otra parte, en
fin, cayó en
tierra buena y
produjo frutos,
algunos granos
rindiendo ciento
por uno, otros
sesenta y otros
treinta por uno.
En la secuencia
de su habla, tal
como es relatado
en el cap. XIII
del Evangelio
según Mateo, el
propio Jesús
explicó la
parábola.
Comentando el
asunto, Allan
Kardec dice que
la Parábola del
Sembrador
exprime
perfectamente
los matices
existentes en la
manera de que
sean utilizadas
las enseñanzas
del Evangelio.
Existen personas
– afirma Kardec
– para las
cuales no pasa
para él de letra
muerta y que,
como la semilla
caída sobre
pedruscos,
ningún fruto da.
¿Los
espiritistas
escaparían a
semejante regla?
Veamos lo que el
Codificador del
Espiritismo
escribió:
No menos justa
la aplicación
encuentra ella
en las
diferentes
categorías
espíritas. ¿No
se encuentran
simbolizados en
ella los que
apenas atentan
en los fenómenos
materiales y
ninguna
consecuencia
sacan de ellos,
porque en ellos
más no ven de
que hechos
curiosos? ¿Los
que sólo se
preocupan con el
lado brillante
de las
comunicaciones
de los
Espíritus, por
las cuales sólo
se interesan
cuando les
satisfacen la
imaginación, y
que, después que
las hayan oído,
se conservan tan
fríos e
indiferentes
cuanto eran?
¿Los que
reconocen muy
buenos los
consejos y los
admiran, pero
para que sean
aplicados a los
otros y no a sí
propios?
¿Aquellos,
finalmente, para
los cuales esas
instrucciones
son como la
semilla que cae
en tierra buena
y da frutos?
(El Evangelio
según el
Espiritismo,
cap. XVII, ítem
6.)
Es exactamente
con ese
propósito –
sembrar, tirar,
propagar las
lecciones del
Evangelio – que
los espiritistas
de la ciudad
paulista de Rio
Claro están
programando un
importante
evento previsto
para realización
en mayo de este
año, como es
explicado en la
entrevista que
nos fue
concedida por el
cofrade Valdinei
da Costa
Prochnow, del
Centro Espírita
Fraternidad y
del Hogar
Espírita
Espiridião
Prado, situados
en Rio Claro
(SP). La
entrevista es
uno de los
relieves de la
presente
edición.
Nombre del
evento:
SEMBRAR
Tema de este
año: “Jesús: la
alegría de
vivir”.
Objetivo:
divulgación de
las enseñanzas
de Jesús a
través de la
doctrina
espírita.
Son ideas como
esa que hacen
con que lleguen
al gran público
las enseñanzas
espíritas y las
lecciones
contenidas en el
Evangelio,
explicadas a la
luz de la
doctrina
espírita.
En innúmeras
ciudades el
movimiento
espírita ganó
cuerpo y se hizo
respetado
exactamente por
eventos así, que
deberían
multiplicarse
por donde eso
fuese posible,
una vez que,
como sabemos, la
sociedad
contemporánea
sólo tiene a
ganar
enterándose de
las
instrucciones
que los
bienhechores
espirituales nos
tienen traído
sin cesar, a
respecto de la
vida y de los
objetivos de
nuestro pasaje
por este mundo.
Sembrar siempre
es, sin duda, lo
que importa.
La cosecha será
mera
consecuencia.
|