Julia volvió de la calle
entrando en casa muy
triste. Su amiguita
Sonia se había peleado
con ella por una
cuestión sin ninguna
importancia.
Como se llevaba bastante
bien con Sonia, su
vecina y amiga, Julia se
sentía sin ganas de
jugar o hacer cualquier
otra cosa.
Por eso, Julia se sentó
en el piso de la sala,
donde estaban sus papás
en ese momento. Su papá
estaba leyendo el
periódico y su mamá,
viendo televisión.
Sin tener otra cosa que
hacer, la niña miraba la
televisión y notó que
estaban pasando un
programa infantil.
Interesada, prestó
atención. Hablaban de
algo que había sucedido
entre un niño y una
niña, pero que en ese
momento ellos se
contentaron; el niño
pidió disculpas a la
niña y se abrazaron.
Observando la situación
que se había resuelto,
Julia suspiró
profundamente
fastidiada. La
mamá notó la tristeza de
su hija y quiso saber:
- ¿Sucedió algo, hija
mía? ¡Estabas jugando
afuera y, de repente,
entraste corriendo y te
quedaste callada!
Julia dejó que las
lágrimas cayeran de sus
ojos, y después
respondió:
 |
- ¡Ay, mamá! Sonia y yo
estábamos jugando en la
vereda cuando le
pregunté algo y ella me
trató mal. Entonces,
tiré su muñeca al piso,
que se rompió, y vine a
casa. ¡No quiero saber
más de ella!
Julia dejó de hablar
algunos instantes,
|
enjugándose el
rostro, y
después dijo:
|
- Sería mucho más fácil
si ella me hubiera
pedido disculpas, como
pasó en ese programa de
TV.
La mamá sonrió y
respondió:
- Hijita, ven aqui a mi
regazo.
¡Mira!
En la televisión, los
actores nos indican cómo
debemos actuar con los
otros, ¡especialmente en
ese programa que es para
niños!
Viste que el niño pidió
disculpas a la niña,
¿no?
- Sí, lo vi.
- ¡Entonces, necesitas
analizar y ver quién
estaba equivocada en esa
situación que pasó entre
tú y Sonia! ¿Quién salió
perdiendo?
Julia pensó... pensó...
y respondió:
- Fue Sonia quien
perdió, mamá. ¡Rompí su
muñeca y ella no me va a
perdonar nunca! – dijo
la niña, poniéndose a
llorar de nuevo.
La mamita colocó a la
hija en su regazo, la
abrazó con amor y la
dejó llorar; cuando vio
que estaba más calmada,
le dijo:
- Vamos a pensar,
hija.
Si eso hubiera pasado
contigo, ¿qué te
gustaría que te
hicieran?
- ¡Querría una nueva
muñeca, lógico! Después
de todo, la muñeca era
mía y terminó rota.
|
 |
La mamá sonrió y le
dijo:
- ¡Pues entonces ya
tienes la respuesta de
lo que debes hacer para
no perder la amistad de
tu amiga Sonia, que es
siempre tan buena
contigo! ¿Qué crees?
Julia saltó del regazo
de su mamá, con los ojos
abiertos y más animada:
- ¡Tienes razón, mamá!
¡Tengo algo de dinero en
mi cofrecito y puedo
comprar otra
muñeca para Sonia!
- Muy bien. Tienes razón
Julia. ¿Y si el dinero
no fuera suficiente para
comprar outra muñeca?
La niña pensó un poco y
respondió con otra
pregunta:
- ¿Papá me puede
adelantar la mesada que
voy a recibir?
El papá, escuchando al
conversación, dijo que
adelantaría la mesada
sin problema.
- ¡Ah, papá, qué bueno!
¿Entonces podemos ir,
mamá?
La mamá estuvo de
acuerdo y, cuando el
papá regresó a su
trabajo, las dejó en la
calle comercial. Julia
sabía exactamente cómo
era la muñeca de Sonia
y, al verla en la
tienda, se puso muy
feliz. Al volver, la
niña fue directamente a
la casa de la amiga, su
vecina.
Tocó la campanita y la
mamá de Sonia abrió. Al
ver a Julia, la mamá
llamó a su hija, y luego
dijo:
- ¡Qué bueno que estás
aquí, Julia! Sonia está
molesta hoy.
¡Espero que tú la
animes!
Sonia apareció en la
puerta con los ojos
rojos de tanto llorar.
Al ver a su amiga Julia,
sonrió más animada y se
abrazaron.
 |
- Sonia, ¿me disculpas
por lo que hice con tu
muñeca? ¡No sé lo que
sucedió conmigo! ¡Pero
te traje otra nuevecita,
con mis disculpas!
Y entregó el paquete a
Sonia, que lloraba de
alegría. Enjugándose los
ojos, miró a Julia y
dijo:
- En verdad, lo sentí
más por nuestra amistad,
que creí que había
terminado, que por haber
roto mi muñeca. ¡Pero te
agradezco mucho el
regalo!
|
Ambas se abrazaron y
Julia, al oír aquellas
palabras, se emocionó,
pensando que podría
haber perdido la amistad
de su amiga.
|
Pronto estaban juntas
jugando en el patio de
la casa de Sonia,
seguras de que su
amistad era más
importante que cualquier
otra cosa.
Y Julia aprendió que, en
la vida, tenemos que
valorar lo que realmente
importa.
MEIMEI
(Recibida por Célia X.
de Camargo, el 1° de
junio del 2015)
|