Amad e instruid:
¿alguien ignora
estas
enseñanzas?
Es bien conocida
de los espíritas
la siguiente
recomendación
que leemos en el
ítem 5 del
capítulo VI d’El
Evangelio según
el Espiritismo:
“¡Espíritas!
Amad, ésta la
primera
enseñanza;
instruid, éste
el segundo. En
el Cristianismo
se encuentran
todas las
verdades; son de
origen humana
los errores que
en él se
enraizaron.” El
Espíritu de
Verdad. (París,
1860.)
Enfatizando la
importancia de
la propia
instrucción, el
autor de
semejante
propuesta puso
de relieve la
necesidad de que
nos amemos.
La experiencia
comprueba cuán
verdadera es esa
advertencia, una
vez que, si
nosotros
realmente
buscásemos
observarla,
muchos problemas
que afectan las
instituciones
espíritas no
existirían.
La carencia de
amor entre
nosotros que nos
decimos
espíritas
responde por los
antagonismos
personales, por
las disputas de
puestos o
posiciones, por
la inexistencia
de fraternidad
entre personas
que conocen el
Evangelio y
saben
perfectamente
como debe ser en
el mundo la
conducta de los
que se dicen
cristianos.
La insuficiencia
de instrucción,
no apenas
instrucción en
el campo
doctrinario,
pero instrucción
en el sentido
general
aplicable a esa
palabra, explica
las tonterías,
las fantasías,
la credulidad
ingenua que
permite que
ideas y libros
destituidos de
sentido común
continúen siendo
producidos y
vendidos en
larga escala en
el medio
espírita.
La necesidad de
amar y, al mismo
tiempo, buscar
la instrucción
no dice respecto
sólo a los que
se encuentran
reencarnados.
Constituye un
deber inherente
al Espíritu en
su marcha rumbo
a la perfección,
objetivo para lo
cual fuimos
creados y que
requiere que
construyamos
alas adecuadas,
como Emmanuel
explicó en una
de sus obras.
He aquí lo que
el conocido
mentor
espiritual
escribió:
204 - ¿El
alma humana
podrá elevarse
para Dios tan
solamente con el
progreso moral,
sin los valores
intelectivos?
El sentimiento y
la sabiduría son
las dos alas con
que el alma se
elevará para la
perfección
infinita. En el
círculo
insignificante
del orbe
terrestre, ambos
son clasificados
como adelanto
moral y adelanto
intelectual,
pero, como
estamos
examinando los
valores
propiamente del
mundo, en
particular,
debemos
reconocer que
ambos son
imprescindibles
al progreso,
siendo justo, no
obstante,
considerar la
superioridad del
primero sobre el
segundo, una vez
que la parte
intelectual sin
la moral puede
ofrecer
numerosas
perspectivas de
caída, en la
repetición de
las
experiencias, en
cuanto que el
avance moral
jamás será
excesivo,
representando el
núcleo más
importante de
las energías
evolutivas.
(El Consolador,
obra
psicografada por
Franccisco
Cândido Xavier,
cuestión 204.)
Es con el
propósito de
auxiliar las
personas en la
búsqueda de la
propia
instrucción que
existen en las
casas espíritas
los grupos de
estudio, un
trabajo que
debería merecer
mayor atención
de todos los que
tienen a su
cargo la
dirección de las
instituciones
espíritas.
De los grupos de
estudio, es
bueno que
sepamos,
participan no
sólo los
reencarnados,
una vez que los
desencarnados,
conscientes de
la necesidad de
perfeccionarse
intelectualmente,
aprovechan toda
ocasión que se
les presenta.
Es exactamente
eso que nos dice
el cofrade José
Ricardo Honório
da Silva,
fundador del
Grupo Espírita
Peixotinho, en
la entrevista
que concedió a
André Ribeiro
Ferreira y que
constituye uno
de los relieves
de la presente
edición.
Según Honório da
Silva, innúmeros
Espíritus son
llevados a los
locales de
estudio y/u
oración para que
sean instruidos,
hecho observado
por Alcione
Peixoto,
conocida
conferenciante
espírita, hija
del inolvidable
médium
Peixotinho, que,
en visita al
Grupo fundado
por el cofrade,
describió un
entresuelo en la
esfera
espiritual donde
Espíritus
asistían a la
reunión de
estudios,
acompañados por
bienhechores del
Grupo.
Sería, pues,
importante que
nosotros
encarnados,
conscientes del
hecho, no
despreciásemoslas
oportunidades
que nos son
ofrecidas y
jamás
olvidásemos la
advertencia que
sirve de título
a este texto.
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