Un mundo, dos
mundos, diversos
mundos…
Que Brasil y el
mundo se
encuentran en
crisis, he aquí
un hecho que
sólo los ciegos
no ven y que
afecta de modos
distintos los
grupos sociales
que componen la
población de un
determinado país
o lugar.
En el Brasil,
festividades
como Rock in Rio
reunieron días
atrás miles de
personas,
mientras que el
alto coste de
vida y
dimisiones en
gran cantidad
están tornando
aún más difícil
la vida de un
contingente
inmenso.
Según el
publicitario
André Torretta
en entrevista a
una conocida
revista, el
desempleo, que
se acentuó más
fuertemente en
el mes de junio,
tiene desde
entonces
aumentado
absurdamente.
“En diciembre,
debe llegar a un
10%”, afirma el
publicitario. Y
con él
desaparece el
optimismo. “En
este segundo
semestre, hubo
un
enflaquecimiento
brutal del
optimismo.
Entonces, para
una familia
típica de la
clase C, la hija
tuvo que salir
de la facultad
en marzo, el
hijo perdió el
empleo en agosto
y la Navidad
será una
desgracia. El
ápice, sin
embargo, no
llegó”. (Cf.
Vejade
14/10/2015, pág.
19.)
Viajes
turísticos aquí
y en el
exterior, shows
carísimos,
ostentación
lujosa, de un
lado;
privaciones,
sueños
deshechos,
desesperanza, de
otro – hechos
que comprueban
que hay más de
un mundo, dos
mundos, diversos
mundos… en el
orbe donde
vivimos.
En unos, la paz
y la prosperidad
siguen
inquebrantables.
En otros, el
conflicto, el
aturdimiento y
la escasez…
Mientras eso,
prosigue allá
fuera el drama
de los
refugiados de
Siria y de Irak,
continúan los
conflictos
bélicos, las
acciones de los
grupos
terroristas, los
escándalos de
todos los
niveles, la
falencia moral y
económica de
grupos y de
naciones, con
consecuencias
increíbles para
las personas que
ahí viven.
Fue en los
pasados años de
1971/72 que
Emmanuel afirmó
que la Tierra se
asemejaba a una
“casa en
reforma”.
Recordemos el
mensaje donde
tal idea fue
formulada:
Calamidades,
flagelos,
conflictos,
luchas,
pruebas!...
Los cuadros del
mundo moderno,
no obstante, no
expresan retorno
al primitivismo
o exaltación de
la animalidad.
Nos encontramos
en plena vía de
perfeccionamiento
y progreso.
La Tierra se
asemeja hoy la
casa en reforma.
Todo o casi todo
aparentemente
desajustado para
la justa
armonía.
¿En la altura
actual de los
conocimientos
humanos no será
recomendable una
revisión de
valores por
parte del
hombre,
considerándose
el hombre en su
condición de
espíritu
imperecedero?
Conceptos
enunciados por
la civilización
cristiana, en
casi veinte
siglos, son
ahora puestos a
prueba,
despertando las
criaturas para
la
responsabilidad
de vivir en los
niveles de la
inmortalidad que
nos es propia.
Desnivel
espiritual en la
familia, creando
perturbaciones,
estimulan
aquellos que la
integran para la
concientización
de la regla de
oro. Se abre más
ampliamente la
escuela de la
experiencia, a
fin de que
aprendamos a
respetar los
entes queridos,
tanto cuanto
deseamos ser
respetados.
Desentendimientos
aquí y además
requieren la
presencia de
constructores de
seguridad
general.
Matriculémonos
en la
concurrencia al
título de
pacificadores.
Incomprensiones
se alargan en
todos los
caminos, con
acusaciones
reciprocas entre
grupos y
personas. Se
destaca la
ocasión del uso
del perdón,
inmunizándonos
contra venganza
o resentimiento.
La felicidad y
la paz en los
procesos de
vivencia común
reclaman la
abnegación de
cuantos se
declaran a favor
del mundo mejor.
Sorprendemos en
eso expresivo
concurso de
valores
personales,
lanzado a los
cultivadores del
bien, en la base
de la leyenda
evangélica:
“Quien desea ser
el mayor que se
haga el servidor
de todos”.
Irgámonos para
la vida
sustentando la
luz de la
esperanza.
Evidentemente no
tenemos la
vivienda
planetaria bajo
sentencia de
exterminio.
Continuamos
todos
resguardados por
el equilibrio de
las leyes
universales.
Lo que existe
presentemente en
la Tierra es el
llamamiento cada
vez más vivo al
testimonio
individual de
comprensión y
perfeccionamiento,
con múltiples
oportunidades de
trabajo en
elogio de
nuestra propia
renovación.
(Del libro
Chico Xavier
pide Permiso,
cap. 27,
obra de autoría
de Francisco
Cândido Xavier,
J. Herculano
Pires y
Espíritus
diversos.)
Reflexionemos
sobre la parte
final del
mensaje, para
que acordemos
que la crisis
que nos acomete
debe ser
encarada como un
llamamiento vivo
al testimonio
individual de
comprensión y
perfeccionamiento,
teniendo en
cuenta nuestra
propia
renovación, una
vez que en la
vida todo pasa,
todo es
transitorio,
todo tiene un
objetivo y
nosotros,
espíritas,
sabemos
exactamente cuál
es.
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