Inteligencia
e instinto
Presentamos en esta edición
el tema
nº
65
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones para debate
1. ¿Qué es inteligencia?
2. ¿Podemos decir que el
hombre tiene doble
naturaleza?
3. ¿Qué son actos
instintivos?
4. ¿Qué diferencia existe
entre los actos instintivos
y los actos inteligentes?
5. ¿Es cierto decir que los
animales deben su vida al
instinto y que el hombre
vive gracias a la
inteligencia?
Texto para la lectura
Es al alma que el hombre
debe su inteligencia y
racionalidad
1. La inteligencia es el
atributo esencial del
Espíritu, en razón de lo
cual toma él conocimiento de
su propia existencia y
ejerce actividades
voluntarias y libres. Cuando
el Espíritu alcanza el grado
de humanización, su
inteligencia adquiere un
desenvolvimiento superior,
como el surgimiento de la
razón y del sentido moral,
que le facultan la capacidad
de concebir y reconocer la
existencia de Dios.
2. Realizando múltiples
actos libres y voluntarios,
presentando una finalidad
nítida y obedeciendo a
juicios y razonamientos bien
elaborados, el hombre es un
ser que revela doble
naturaleza: material y
espiritual. No nos
olvidemos de que hay un alma
unida al cuerpo del hombre y
solamente a ella debe su
inteligencia y racionalidad,
sus conocimientos y
sentimientos, así como su
voluntad y libertad.
3. Existen, entre tanto,
seres que realizan actos en
que se revela también una
nítida finalidad, pero que
parecen obedecer antes a
automatismos que a impulsos
derivados de la libre
voluntad. Tales actos buscan
sobre todo la conservación
del individuo y de la
especie, buscando las
funciones de nutrición y de
reproducción, proveyendo al
crecimiento, al
desenvolvimiento y a la
propagación, en fin, de la
plena realización de la
vida.
4. Esos actos son debidos al
instinto – son los llamados
actos instintivos. Existen
esbozados en el reino
vegetal, pero son bien más
evidentes en el reino
animal, tanto en cuanto en
la especie humana, y
ocurren, sea en el hombre,
sea en los animales, al lado
de los actos inteligentes.
La inteligencia y el
instinto derivan del mismo
principio
5. ¿Existe diferencia entre
el instinto y la
inteligencia? ¿Será el
instinto, como algunos
piensan, un atributo
inherente a la materia y no
al alma? Si así fuese,
tendríamos que admitir que
la materia es también
inteligente, lo que es
manifiestamente falso.
Ahora, si al acto instintivo
le falta el carácter
principal del acto
inteligente, que es
deliberado, revela, no
obstante, una causa
inteligente, porque capacita
a prever y a evitar el
engaño, lo que llevó a
muchos estudiosos a admitir
que instinto e inteligencia
proceden de un mismo
principio, que inicialmente
tendría solamente las
cualidades del instinto y
después se desenvolvería,
evolucionaría y pasaría por
una transformación que le
daría las cualidades de la
inteligencia libre.
6. Esta última hipótesis no
resiste a un análisis más
profundo, porque
frecuentemente el instinto y
la inteligencia se
encuentran juntos en el
mismo ser y, a veces, en el
mismo acto. En el caminar,
por ejemplo, es instintivo
el simple movimiento de las
piernas, tanto en el hombre
como en el animal – un pie
va delante del otro
maquinalmente. Pero en
acelerar el paso o
retardarlo, así como no
levantar el pie para
desviarse de un obstáculo,
intervienen la voluntad, la
deliberación y el cálculo.
De igual modo, el animal
carnívoro es llevado por el
instinto a alimentarse de
carne, pero obra con
inteligencia e incluso con
astucia cuando toma medidas
para garantizar su presa.
7. En base de eso es que se
dice que el instinto es una
especie de inteligencia, en
cuanto otros afirman que es
una inteligencia sin
razonamiento. El hecho es
que muchas veces se vuelve
difícil establecer un límite
nítido de separación entre
el instinto y la
inteligencia, porque muchas
veces ellos se confunden.
8. Inteligencia e instinto –
y esta es la opinión más
común – son manifestaciones
del mismo principio
espiritual, que obedecen a
dos determinantes o a dos
motores diferentes. Uno
ligado a la voluntad y a la
libertad del individuo, y
otro que escapa totalmente a
la voluntad y a la libertad.
En ese sentido, pueden
distinguirse perfectamente
los actos que dependen de la
inteligencia desarrollada de
aquellos que derivan
estrictamente del instinto.
Los actos inteligentes se
perfeccionan con el
aprendizaje
9. Siendo la inteligencia,
en su plenitud, la facultad
de pensar y obrar racional y
deliberadamente, los actos
inteligentes son
conscientes, voluntarios,
libres y calculados. Son,
más allá de eso,
susceptibles de variaciones,
porque la inteligencia,
variable e individual por
excelencia, es susceptible
de progreso. Los actos
inteligentes derivan del
aprendizaje y por el
aprendizaje se perfeccionan,
hecho que no ocurre con los
actos instintivos.
10. Veamos el ejemplo del
patito: después que rompe la
cáscara del huevo que lo
mantenía encerrado, si ve
próximo un riachuelo o un
lago, corre alegremente para
el y se lanza al agua,
nadando inmediatamente con
perfección. ¿Dónde aprendió
el pato a nadar? Son
igualmente instintivos el
acto del castor, que
construye su casa con
tierra, agua y ramas de
árboles; el acto de los
pájaros, que construyen con
perfección sus nidos; el
acto de la araña, que teje
con precisión su tela. Se
ven ahí algunos de los
caracteres del instinto; es
algo innato, perfecto y
específico, o sea, surge
espontáneamente, sin previo
aprendizaje, en todos los
individuos de una misma
especie y lleva a actos
completos, acabados,
perfectos, desde la primera
vez que son realizados.
11. Se verifica, no
obstante, que esos actos
continúan durante toda la
vida del ser sin cambio
alguno. Esa capacidad de
nadar, de construir, de
tejer no sufre variación a
través de los tiempos, de
modo que el castor construye
hoy su cabaña como lo hacían
sus ancestrales y así harán
sus descendientes, con los
mismos materiales y de la
misma manera. En las
edificaciones de los
hombres, al contrario, es
evidente la evolución en la
forma y en el uso de los
materiales, porque derivan
de actos inteligentes,
sujetos a la voluntad y a la
libertad, variables de
acuerdo con las
circunstancias, lo que es
una característica de los
actos inteligentes.
12. El hombre debe su
conservación y manutención a
actos instintivos, y no sólo
a actos inteligentes.
Recordemos tan solamente lo
que se da en los primeros
días después del nacimiento
de un niño que, del mismo
modo como ocurre con las
crías de otros mamíferos,
absorbe la leche materna,
sin que nadie le haya
enseñando. La circulación
sanguínea, el funcionamiento
del aparato digestivo y
tantas otras funciones
verificadas en el ser humano
también se deben a la fuerza
del instinto.
Respuestas a las cuestiones
propuestas
1. ¿Qué es inteligencia?
R.: La inteligencia es el
atributo esencial del
Espíritu, en razón del cual
toma él conocimiento de su
propia existencia y ejerce
actividades voluntarias y
libres. Cuando el Espíritu
alcanza el grado de
humanización, su
inteligencia adquiere un
desarrollo superior, como el
surgimiento de la razón y
del sentido moral, que le
faculta la capacidad de
concebir y reconocer la
existencia de Dios.
2. ¿Podemos decir que el
hombre tiene doble
naturaleza?
R.: Sí. El hombre es un ser
que revela una naturaleza
material y una
naturaleza espiritual.
No nos olvidemos de que hay
un alma unida a su cuerpo
físico y solamente a ella
debe él su inteligencia y
razonamiento, sus
conocimientos y
sentimientos, así como su
voluntad y libertad.
3. ¿Qué son los instintos?
R.: Son los actos que
parecen obedecer antes a
automatismos que a impulsos
derivados de la libre
voluntad. Ellos buscan sobre
todo la conservación del
individuo y de la especie,
buscando las funciones de
nutrición y de reproducción,
proveyendo al crecimiento,
al desenvolvimiento y a la
propagación, en fin, de la
plena realización de la
vida. Esos actos son debidos
al instinto y, por eso,
llamados actos instintivos.
4. ¿Qué diferencia existe
entre los actos instintivos
y los actos inteligentes?
R.: La diferencia entre unos
y otros es que los actos
inteligentes son
conscientes, voluntarios,
libres y calculados. Son,
más allá de eso,
susceptibles de variaciones,
porque la inteligencia,
variable e individual por
excelencia, es susceptible
de progreso. Los actos
inteligentes derivan del
aprendizaje y por el
aprendizaje se perfeccionan,
hecho que no ocurre con los
actos instintivos.
5. ¿Es acertado decir que
los animales deben su vida
al instinto y que el hombre
vive gracias a la
inteligencia?
R.: No. El hombre debe
también su conservación y
manutención a actos
instintivos, y no sólo a los
actos inteligentes.
Recordemos tan solamente lo
que se da en los primeros
días después del nacimiento
de crías de otros mamíferos,
absorben la leche materna,
sin que nadie les haya
enseñando. La circulación
sanguínea, el funcionamiento
del aparato digestivo y
tantas otras funciones
verificadas en el ser humano
también se deben a la fuerza
del instinto.
Bibliografia:
La Génesis,
de Allan Kardec,
cap. 3,
ítems
11 a 17.