religiones y junto a
los amigos y
familiares, sin
embargo nunca se
satisfizo con
respuestas evasivas.
En cierta fecha, sin
embargo, su padre le
dio la
revista espírita
Reformador, el mayor
tesoro que recibió
en su existencia,
según él mismo. A
partir de entonces
Sebastião de Lima
pasó a dedicar buena
parte de su vida a
los trabajos
relacionados a la
Doctrina Espírita.
Padre de tres hijos,
jubilado por
invalidez visual y
con grado de
instrucción
primario, Sebastião
es hoy un orador
espírita que hace
aproximadamente 360
palestras por año en
todo Brasil
y que desarrolla sus
trabajos
doctrinarios
guiándose por las
inspiraciones de los
amigos espirituales.
Recientemente
publicó Existe
algo Más Allá,
obra publicada por
Mythos abordando los
perjuicios del
orgullo, las
ilusiones de los
celos y las
bendiciones de la
inmortalidad.
En un encuentro
reciente, nos
concedió la
siguiente
entrevista:
El Consolador: ¿Cómo
tuvo contacto con el
Espiritismo y
cuándo?
Tuve los primeros
contactos con el
Espiritismo a través
de varios factores,
cuando tenía entre 9
y 10 años. Vivía en
la roça, no tenía
televisión y
entonces era
costumbre de la
familia sentarse en
la vivienda para
hablar, y los casos
más hablados en las
conversaciones era
sobre fantasmas y
encantamientos, y yo
siempre preguntaba a
mi padre por qué las
personas morían y
volvían para asustar
a las personas. Él
me daba varias
revistas para leer,
pero nunca encontré
la respuesta, hasta
que un día me regaló
la revista
Reformador y
ahí
encontré respuestas
a mis
cuestionamientos y
una de ellas fue que
la gente no muere,
más sí sobrevive a
la muerte. Tuve
contacto también a
través de hechiceros
y curanderos que
quitaban las plagas
y enfermedades de
las personas y
plantaciones donde
vivía; también veía
personas que nadie
veía, por lo tanto
desde muy pronto
tengo contacto con
las ideas
presentadas por el
Espiritismo.
El Consolador: ¿Cómo
surgió el don de
hablar en público?
¿Hace tiempo que el
señor hace
conferencias?
No sé decir cómo
ocurrió, sólo sé que
los hechos me
llevaron a eso. Con
17 años, en la roça
aún, en una fiesta
de boda, querían
alguien para hacer
un discurso a los
prometidos, y
entonces las
personas me
apuntaron para
hacerlo. Después de
mi pronunciamiento
recibí
muchos abrazos y
elogios. Y fue ahí
que todo comenzó.
Siempre cuando tenía
boda, fiestas,
bautizados o
entierros, me
llamaban para hacer
el discurso. Ya hace
más de 60 años que
comencé, pero las
conferencias en los
centros se iniciaron
en 1964.
El Consolador: ¿Cómo
siente durante la
conferencia la
influencia de los
Espíritus?
Siento la influencia
de los Espíritus
naturalmente. Mi
única seguridad es
que, mientras estoy
describiendo los
hechos, las palabras
surgen
espontáneamente,
como si alguien
estuviera
anticipando el
desenlace del que
estaba siendo
suministrado y lo
que yo debo hablar,
una vez
que tengo el
vocabulario muy
simple. Por ejemplo:
después de 2 años
que mi hijo Saulo
había desencarnado,
yo estaba haciendo
una conferencia y
hablaba sobre el
desapego. Yo sabía
que en un
determinado tramo
del abordaje habría
una palabra que no
sabría hablar.
Cuando llegó la
palabra
usufructuario,
intenté por 4 veces
hablar y no lo
conseguí y, en ese
momento, vi a mi
hijo con otros
jóvenes y él tocó en
el brazo de uno de
ellos dando
carcajadas y dijo: –
Mi padre no
consigue decir
usufructuario, y
todos rieron también.
Las
cosas van llegando
al cerebro
de una forma
natural. Oigo una
voz suave allá
dentro que me dice
las palabras, pues
confío plenamente en
los amigos
espirituales y
siempre tengo en
mente que hice o
intenté hacer lo
mejor.
El Consolador: ¿Cómo
es conducida o como
siente aquella
acostumbrada
conclusión en que la
inspiración presenta
un poema sobre una
palabra presentada
por el público?
Muchos dicen que es
de improviso, pero
nada es mío, pues
los Espíritus ya
saben como hacer las
cosas. Yo las
siento, y confío
plenamente. A veces
ni sé lo que estoy
hablando pero al
final ellos saben y
por eso es por lo
que da siempre
acertado.
El Consolador: ¿Cómo
fue la recepción por
el público que lo
oye cuando el
lanzamiento del
libro?
No me preocupo con
eso, pues cualquier
trabajo en nombre de
la Doctrina
Espírita, cualquier
cosa buena que
ocurra es para la
Doctrina Espírita y
no para mí. Los
elogios no son para
mí y sí
para la Doctrina,
pues no sería nadie
como Sebastião si no
fuera por la
Doctrina, si no
fuera espírita. Debo
todo lo que tengo y
soy a la Doctrina
Espírita y sólo
ocurre lo mejor
siempre a causa de
la Doctrina.
El Consolador: ¿Cómo
siente la vibración
del público durante
las conferencias?
Maravillosamente
bien. Siento la
vibración de una
forma espectacular.
Vuelvo a decir que
no es para mí, pues
no hablo nada de lo
que tengo y sí del
Evangelio de Jesús,
pues las personas
están sedientas por
la palabra. Porque
si usted pone cosas
suyas, el día que
esté triste,
mal de emociones,
pasará todo eso al
público. Cuando
hable del Evangelio
usted podrá andar
con el alma en llaga
de dolor, como un
día en que hice una
conferencia mientras
mi hijo estaba
siendo velado,
pero yo no pasaba
nada de mí y sí del
Evangelio. Siento el
pueblo porque nunca
salgo del medio del
pueblo, hablo la
lengua del pueblo,
siento del público
lo mejor y paso lo
mejor para él
también.
El Consolador: ¿Cuál
es el aspecto del
Espiritismo que más
le atrae?
El mundo sin
Espiritismo es un
mundo sin sol, el
mundo sin los
Espíritus estaría a
oscuras
completamente.
Mientras el mundo no
asuma la decisión de
espiritualizarse,
quedará mal. Cada
momento que una
persona asume una
religión, sea ella
cuál sea, y la
trata con verdad,
ella ilumina el
mundo, como Jesús
dijo un día: “Sois
la luz del mundo”.
“Sois la sal de la
tierra”, y así
pasaremos a vivir la
Doctrina de los
Espíritus, porque no
tiene como tener
uno religión si no
fuera por el
espíritu, pues el
cuerpo no necesita
de religión, lo que
necesita es el
Espíritu, que es
inmortal. El cuerpo
es sólo una
herramienta, como el
uniforme escolar,
pero el Espíritu
continuará para
siempre, con la
necesidad de
iluminarse. El
cuerpo vino del
polvo y al polvo
volverá. Uno de los
aspectos más
importante del
Espiritismo es la
reencarnación, pues
sin ella no habría
justicia divina.
El Consolador: ¿Cómo
ve el señor las
dificultades
actuales enfrentadas
por los seres
humanos?
En el momento veo
que el mundo es como
la torre de Babel.
En este momento
están todos
queriendo ir en pro
del cielo, pero no
saben cómo. Entiendo
que, como está
escrito en la
bandera de Brasil
“Orden y progreso”,
para que el mundo
progrese tiene que
haber orden y
organización,
pues manda quién
puede, obedece quién
tiene juicio, o sea,
Jesús manda y si
tenemos juicio
obedeceremos. Veo el
mundo en la escala
mayor de los
planetas y en la
escala más pequeña
los continentes,
naciones como
Brasil. Y en Brasil
la familia, y en la
familia cada uno de
nosotros. No
debo esperar por
leyes y decretos
para saber lo que es
correcto o
equivocado. Para ser
bueno, para tener
disciplina, orden,
respeto, tengo que
hacer al prójimo
aquello que yo
aprendí. Si es bueno
para mí, es bueno
para los otros.
Cuando toda la
humanidad piense
así, el mundo será
maravilloso.
El Consolador: ¿En
su opinión cuál es
el mayor desafío del
ser humano actual?
Es el de expulsar de
dentro de sí mismo
el odio, la
ignorancia, pues,
siendo ignorante, se
hace orgulloso,
prepotente, celoso,
egoísta, y esas
enfermedades todas
llevan al ser humano
y a la humanidad al
caos. El mayor
peligro del momento
de hoy no son las
guerras
epidemias o el
hambre, mas sí el
cansancio de los
buenos, de aquellos
que no usan lo que
ya saben, porque el
bien siempre vence.
Ser honesto, digno,
respetador, educado,
es decir que llevará
el mundo al bien
común.
El Consolador: Por
su experiencia con
conferencias en
diferentes lugares,
¿cuál es la
sensación, cuál la
impresión o que
enseñanzas pueden
ser recogidas de la
variedad de
instituciones y
actividades
inspiradas por el
Espiritismo?
Concluí que, si yo
cojo lo poco que sé
y lo coloco en una
caja y la guardo,
sólo tendré aquella
cantidad. Es como si
usted tiene un
puñado de semilla y,
por pereza, no la
planta y, por lo
tanto, no cogerá.
Entonces en mi
cabeza es preciso
llevar lo poco que
yo sé a lugares
diferentes, como
alguien que siembra
para que los otros
puedan coger.
El Consolador: ¿Hay
algo más que le
gustaría decir?
Yo espero, y eso va
a ocurrir, puede
tardar muchos
siglos, que lo
poquito que yo estoy
dando de
colaboración en el
medio en que vivo me
posibilite la
oportunidad de
continuar haciendo
eso, pues como ya
dije no creo en la
muerte. Estoy
cumpliendo 66 años y
sé que en cualquier
momento volveré a la
patria verdadera,
pero quiero
continuar siempre en
ese proyecto, pues
me acuerdo de
alguien que un día
vino y habló grandes
maravillas, pero no
fue entendido y
acabó crucificado.
Entonces no deseo,
nada más y nada
menos, que
una persona continúe
en la oscuridad tras
oír el Evangelio de
mi boca y de otras
personas también. Mi
deseo es uno sólo,
de saber un día que
la humanidad es
feliz y yo también
estaré bien feliz en
medio de ella, pues
a ella pertenezco y
la Doctrina Espírita
sólo me
enseña eso. Yo no
creo que Dios creó
el mundo para ser
infelices, y no creo
que Él me haya
colocado en el mundo
sólo para protestar
de él, pues la gran
razón de estar vivo,
estar en un cuerpo,
es sembrar el bien.
Espero que el mundo
sea de paz. Para mí
las
conquistas
materiales dependen
mucho de los valores
del espíritu, pues
usted puede tener
muchos bienes
materiales y no dar
valor a sí mismo, lo
que lo llevará a la
suspensión de pagos,
con seguridad.
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